Rafa Márquez, una de las máximas leyendas del futbol mexicano, abrió su corazón y compartió uno de los momentos más difíciles que ha vivido fuera de las canchas. En una reciente entrevista, el exjugador recordó cómo fue enfrentar la congelación de sus cuentas bancarias durante una investigación que afectó no solo su estabilidad económica, sino también su reputación pública. Pero en medio de la incertidumbre, vivió un gesto inesperado en Guadalajara que lo conmovió profundamente.
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Rafa Márquez revela el momento en el que le invitaron la cena en Guadalajara; tenía congeladas sus cuentas
Rafa Márquez, exfutbolista y actual auxiliar técnico de Javier Aguirre en la Selección Mexicana, compartió un emotivo momento que vivió en Guadalajara cuando atravesaba uno de los periodos más difíciles de su vida: el tiempo en que tuvo sus cuentas congeladas debido a una investigación federal en Estados Unidos.
El exseleccionado nacional relató que, aunque finalmente fue exonerado, nunca recibió una disculpa formal. “Cuando terminó la investigación en mi contra y me devolvieron el acceso a mis cuentas, nadie se disculpó. Solo me dijeron: ‘Ya revisamos, no hay nada en tu contra, puedes retomar tu vida’, como si no hubieran destruido mi reputación y mi estabilidad económica”, contó Márquez.
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Rafa Márquez rompe el silencio sobre cómo vivió el tiempo que tuvo sus cuentas congeladas
Durante esa etapa, Márquez enfrentó el abandono de algunos conocidos. “Hubo quienes dejaron de contestarme el teléfono”, confesó. Sin embargo, también hubo personas que se solidarizaron: “Después de un tiempo, llegaban a mi casa y me decían: ‘Ten esto, si en algún momento lo necesitas, ya me lo pagarás cuando puedas’. Eso no se olvida”.
Uno de los recuerdos que más lo marcaron ocurrió en un restaurante de Guadalajara, cuando decidió salir con su esposa a pesar del miedo al “qué dirán”. “Apenas llegamos, sentí las miradas, los murmullos, la incomodidad de no saber qué pensaban de mí”, relató.
Pero lo que parecía una noche incómoda terminó en un gesto de profunda solidaridad. “Al final de la cena, pedí la cuenta y me dijeron que ya la habían pagado desde otra mesa. Y otra mesa también se ofreció a invitarme lo que quisiera. En ese momento casi lloro. Esos gestos valen más que todo lo malo que me hicieron pasar”, concluyó.
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