La repostería como escape: historias de vida dentro del CERESO femenil de Aguascalientes

La repostería se ha convertido en una vía de escape para algunas mujeres que viven dentro del CERESO femenil de Aguascalientes; aquí algunas historias de vida

Jatsive Domínguez
Noticias

La vida dentro de un centro penitenciario es un entorno lleno de contrastes y emociones. Para las mujeres privadas de su libertad en el CERESO femenil de Aguascalientes, cada día es una lección de supervivencia, y el tiempo se percibe de manera diferente. Entre la tristeza, el coraje y la esperanza, estas internas buscan formas de llenar los largos días. En el caso de algunas, como Vero, la repostería se ha convertido en un escape y una manera de encontrar consuelo.

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Repostería como una forma de distracción para las mujeres que viven en prisión

Vero, una interna que llegó al CERESO tras haber estudiado alta repostería, encontró en el taller de repostería del centro penitenciario una oportunidad para conectarse con su pasión. “Cuando llego y cierro la puerta, no estoy en prisión. Estoy en una mini cocina, a lo mejor, de cualquier lugar. No de mi casa, pero de cualquier lugar”, comparte Vero. Para ella, el acto de crear postres, pasteles y galletas la ayuda a sentirse libre, aunque sea por un momento, al recordar lo que algún día espera recuperar: la libertad.

El tiempo en la prisión: entre la reflexión y el crecimiento

Los días en la prisión son largos y pesados, pero para Vero y otras internas, el trabajo en talleres como el de repostería no solo sirve como distracción, sino como una forma de crecimiento personal. “Yo creo que después de 10 años de prisión estaría en un error si no crezco de esta manera”, menciona Vero, reflexionando sobre su tiempo en el CERESO y las oportunidades que ha tenido para cambiar su vida. En un entorno donde el tiempo parece detenerse, estas mujeres buscan aprovechar cada oportunidad para salir adelante, aun detrás de los fríos muros.

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Buscar nuevas oportunidades, a pesar del encierro

Para muchas de estas mujeres, el futuro es incierto. Sin embargo, la prisión se convierte no solo en un castigo, sino en una oportunidad para crecer y redefinir sus vidas. “Aquí, si no crecemos, realmente nos encarcelamos”, asegura Vero, reconociendo que, a pesar de las dificultades, es posible encontrar formas de seguir adelante. Estas mujeres ocupan su tiempo y su mente en actividades que les permiten, al menos por momentos, olvidar el pasado y enfocarse en un futuro que, aunque incierto, aún puede estar lleno de esperanza.

Dentro de las prisiones, existen historias de vida que rara vez son contadas. Mujeres que, a pesar de sus errores, buscan una segunda oportunidad para transformar su presente y construir un futuro mejor.

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