Gracias a las lluvias generadas por ciclones tropicales, la Sequía en México ha disminuido significativamente en el verano de 2024, afectando solo al 23% del país. Los estados del centro, sureste y noreste experimentan una notable mejoría en sus niveles de agua, con cuerpos de agua alcanzando más del 80% de su capacidad. Sin embargo, en el noroeste del país, estados como Chihuahua, Sonora y Sinaloa enfrentan condiciones de sequía severa o excepcional, sin una recuperación clara.
¿Cuál es el porcentaje de Sequía en México?
Aunque la situación ha mejorado, el próximo invierno trae nuevos retos debido a la influencia del fenómeno climático de La Niña. Este evento se asocia con un invierno más seco, lo que podría reducir significativamente las lluvias en gran parte del territorio nacional. Las proyecciones apuntan a que, durante el otoño e invierno de 2024, las precipitaciones disminuirán gradualmente, limitándose a algunas zonas del sureste y oriente del país, principalmente debido a los frentes fríos y posibles ciclones tropicales adicionales.
Los sistemas de almacenamiento de agua, como presas y embalses, están en una situación delicada. Las lluvias recientes han sido beneficiosas para varias regiones, permitiendo una recarga importante. No obstante, los estados con menor nivel de lluvias continuarán bajo presión debido a la baja acumulación de agua y la escasez de precipitaciones futuras. Este escenario podría afectar el abastecimiento de agua para el riego agrícola y el consumo humano.
El Monitor de Sequía del 30 de septiembre de 2024 confirmó que el 75% del territorio mexicano ha salido de la categoría de sequía. Sin embargo, el déficit hídrico en áreas del noroeste continúa siendo una preocupación, especialmente en Chihuahua y Sonora. El monitoreo continuo será clave en los próximos meses para evaluar cómo el fenómeno de La Niña afectará la disponibilidad de agua en todo el país y para desarrollar estrategias de manejo de recursos.
A pesar de la reducción de la sequía en muchas partes de México, el próximo invierno seco plantea un reto importante para la gestión hídrica, especialmente en zonas donde las lluvias han sido menos favorables.
