Las leyendas en Aguascalientes pasan de generación en generación, algunos le agregan más detalles, y otros cuentan sus experiencias al ser testigos de ciertos acontecimientos. Tal es el caso de las calle González Saracho, ubicada en el centro de la ciudad, la cual anteriormente era nombrada y conocida como la ‘Calle del Terror’.
La historia se remonta al siglo XIX, cuando la gente que vivía en Aguascalientes evitaba a toda costa transitar por la pequeña calle llamada ‘La Calle del Terror’, la cual cambió su nombre y actualmente se le conoce como la calle González Saracho, sin embargo, la placa del antiguo nombre aún se encuentra intacta. Pero, ¿por qué la llamaban así?, a continuación te contamos algunas de las tantas teorías y leyendas que se dicen sobre la emblemática calle.
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¿Por qué le pusieron ‘La Calle del Terror’ a la González Saracho?
De acuerdo a testigos y adultos mayores que llegaron a vivir en la época en donde aún se le conocía como ‘La Calle del Terror’ cuentan que en ese pequeño tramo tiraban cuerpos humanos, entre ellos, se encontraban, ladrones, y personas que vivían una vida de mala fama en Aguascalientes.
Tiempo después se instaló un hospital, en donde personas religiosas brindaban los primeros auxilios a enfermos terminales, después se transformó en una prisión que torturaba a los delincuentes, hasta posteriormente ser un lugar extremadamente peligroso y temido por la población, hasta llegar a ser cementerio espontáneo, para finalmente convertirse en una escuela primaria.
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Experiencias paranormales y leyendas de la calle González Saracho en Aguascalientes
La gente de Aguascalientes hasta la fecha cuenta que al pasar por la calle González Saracho, también conocida como ‘La Calle del Terror’ se siente una vibra muy pesada y extraña, pues varios testigos aseguran haber vivido un suceso paranormal, desde apariciones de monjas, luces parpadeando, e incluso han visto niños.
Otra de las apariciones que se comenta entre los habitantes, es la de un hombre que visitaba la Iglesia de San José, y entraba a rezar, posteriormente desaparecía, se dice que este hombre escondía un tesoro en el patio de su casa ubicada en la calle González Saracho.
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