La dieta de la Luna ha ganado popularidad en los últimos años como una alternativa para quienes buscan perder peso rápidamente. Basada en las fases lunares, este método asegura que los cambios gravitacionales de la luna influyen en la retención de líquidos del cuerpo, promoviendo una desintoxicación natural. Sin embargo, especialistas advierten sobre los riesgos que podría conllevar este régimen alimenticio.
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¿En qué consiste la dieta de la Luna?
La dieta de la Luna se centra en realizar ayunos líquidos durante las diferentes fases lunares, especialmente durante la Luna llena y la Luna nueva. Se cree que estas fases tienen un impacto significativo en los fluidos corporales, similar a cómo afectan las mareas. Durante un periodo de 24 horas, los seguidores de esta dieta consumen únicamente agua, jugos naturales sin azúcar o caldos.
Este método promete una pérdida de entre 2 y 3 kilos en un solo día, razón por la que muchas personas lo consideran atractivo. Además, algunos defensores aseguran que el ayuno líquido ayuda a eliminar toxinas del organismo, mejorar la digestión y disminuir la inflamación.
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Riesgos asociados a esta dieta a la dieta de la Luna
Aunque puede parecer una solución rápida, expertos en nutrición y salud señalan que la dieta de la Luna no tiene bases científicas que respalden sus beneficios. Los principales riesgos incluyen:
- Deficiencia de nutrientes: Al limitar el consumo a líquidos, el cuerpo no recibe las vitaminas, minerales y proteínas esenciales para su funcionamiento.
- Efecto rebote: La pérdida de peso inicial suele ser principalmente agua, lo que puede revertirse rápidamente al retomar una dieta sólida.
- Problemas metabólicos: Ayunos prolongados o mal gestionados pueden desacelerar el metabolismo, dificultando la pérdida de peso a largo plazo.
- Fatiga y debilidad: La ausencia de alimentos sólidos puede generar falta de energía, mareos y dificultad para realizar actividades cotidianas.
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¿Qué dice la ciencia de la dieta de la Luna?
Según profesionales de la salud, las dietas restrictivas como esta pueden ser peligrosas para personas con condiciones preexistentes, como diabetes, problemas renales o trastornos alimenticios. Recomiendan siempre consultar con un médico o nutriólogo antes de iniciar cualquier régimen alimenticio que implique restricciones extremas.
Además, los especialistas destacan que los resultados rápidos suelen ser insostenibles y que una pérdida de peso saludable requiere cambios de hábitos a largo plazo, como una alimentación balanceada y ejercicio regular.
La dieta de la luna sigue siendo una opción atractiva para quienes buscan soluciones rápidas, pero es importante ser consciente de los posibles riesgos que conlleva. Antes de probar este tipo de métodos, es crucial informarse y, de ser necesario, buscar la guía de un experto en salud.
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